Hay algo que el empresario nunca tiene en cuenta: cuando despide a un
trabajador siempre piensa que los que se quedan en la empresa estarán más
motivados, ya sea por miedo a perder su puesto de trabajo o en agradecimiento a
la confianza que la empresa deposita en ellos.
Nada más lejos de la realidad porque el trabajador que se queda en la
empresa piensa aquello de “yo puedo ser el siguiente”, y empieza a actuar ante
sus superiores con la finalidad de no ser despedido y no con la finalidad de
aportar valor a la empresa con su trabajo.
La empresa no quiere trabajadores que hagan horas, calienten la silla y
“hagan como que están ocupados”. Sin embargo son el tipo de trabajadores que se
mantienen en las plantillas y que llevan al empresario a plantearse sucesivos
despidos hasta que llega el cierre definitivo de la empresa.
Por lo tanto, si todos estamos de acuerdo en que el despido no es la
solución, en que se trata de una situación en que todos pierden, ¿por qué no se
previenen estos conflictos?
Nos hace falta crear una nueva cultura empresarial donde las barreras entre
empresario y trabajador sean menores. No pueden vivir en constante
conflicto!!!!
Si no adoptamos esta nueva cultura de la colaboración sin confrontación
pronto no quedarán ya empresas de las que despedir a los trabajadores.
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