Hace unos días un
cliente me llamó para preguntarme cual es la mejor forma de demostrar que
estaba trabajando en una empresa sin alta en la Seguridad Social, dado que su centro
de trabajo se encontraba a menos de 500 metros del edificio de la Inspección de
Trabajo mi respuesta fue la siguiente:
-
Muy sencillo, te acercas a la Inspección y presentas una denuncia por estos
hechos, como tu trabajo está muy cerca de allí te enviarán a alguien para que
levante acta de que te encuentras trabajando sin alta ni contrato.
Por supuesto tanto
el cliente como yo nos quedamos satisfechos con esta solución que encontramos
de forma intuitiva.
El problema surgió
cuando a la mañana siguiente, nada más abrir la puerta del servicio de Inspección
a las 9:00, mi cliente entregó la denuncia y le dijeron:
-
Muchas gracias, ya nos pasaremos... Pero no será hoy porque los inspectores ya
están fuera en otras visitas.
Rápido de reflejos,
mi cliente le dijo al funcionario:
- ¿Y no tienen aquí a algún Inspector de
Trabajo de guardia para si surge alguna emergencia?
La respuesta le
dejó perplejo:
- Ah no, hace varios años que ya no contamos
con el Inspector de Guardia. Tendrá que esperar a que dentro de unos días
alguno de los inspectores esté libre y se pase por allí.....
Este caso es real y
denota la inoperancia de los instrumentos de control de la Administración, que
recordemos pagamos entre todos, y que nos protegen de los abusos y del fraude.
Parece que sólo se
persiguen las infracciones de 9:00 h a 14:00h y por supuestos en días hábiles,
que los fines de semana y el mes de agosto se han inventado para el descanso.
Y por supuesto,
esta reflexión no pretende ser pro-trabajador únicamente, ni mucho menos. El
fraude a la Seguridad Social en las cotizaciones afecta más a los empresarios
que a los trabajadores.
Recordemos que nos
exigirán más esfuerzo a los empresarios que pagamos para poder cubrir lo que
los defraudadores no pagan.
Así que ya lo
debemos tener claro, si detectamos una infracción fuera del horario del
Ministerio ya podemos empezar a utilizar el famoso buzón de denuncias anónimas
de la ministra de Trabajo Fátima Bañez, que se lo mirarán cuando tengan un
momento libre.
Es lo que pasa
cuando la Administración da prioridad a la “venganza
privada” frente a la iniciativa pública.