Hace pocos días un humorista de
la radio decía: “el autónomo es como un superhéroe, porque nunca se pone
enfermo y además es invisible para el Estado”.Pues hay que decir que existe una
figura aun más invisible que el autónomo, el “Falso Autónomo”.
Su invisibilidad no deriva de
ningún superpoder, es una consecuencia de su actividad casi clandestina en el
seno de la empresa.
Su figura está envuelta en el
mayor de los secretismos. Es odiado y envidiado a partes iguales por el
trabajador por cuenta ajena de su propia empresa, ya que aparentemente gana más
dinero por realizar el mismo trabajo.
Además la Administración mira
hacia otro lado cuando presenta una declaración de IVA con un único pagador, la empresa en la que trabaja.
Esta figura para algunos es un
mito como “el Yeti” o “el Hombre del Saco”, sin embargo es muy real y está
entre nosotros. Aunque a veces se camufle muy bien entre el resto de los
trabajadores asalariados de una empresa.
Lo más grave de esta situación es
que cuando el trabajador se convierte en “Falso Autónomo” cree que esta
situación le puede favorecer, no olvidemos que sus ingresos brutos pueden ser
muy elevados en un principio.
El problema llega cuando de esos
ingresos brutos está obligado a pagar el IVA, o cuando tiene un accidente o una
enfermedad y no le es posible trabajar.
Estos casos me recuerdan al “Drácula”
de Bram Stocker, cuando los primeros efectos de ser un “no-muerto” son
asombrosos:
“El vampiro con quien nos las vemos posee él sólo la
fuerza de veinte hombres y es más astuto que cualquier mortal, ya que su
astucia ha ido en aumento a través de los siglos”.
Claro que más tarde el vampiro
sufre otras consecuencias: rechazo de su entorno por ser diferente e incluso
necesidades diferentes de las habituales en los seres humanos.
El “Falso Autónomo” no necesita
sangre humana para vivir, pero necesita muchas facturas de gastos para después deducirse
el IVA y poder sobrevivir.
Están entre nosotros, y no
debemos marginarlos por ser diferentes. Nuestra obligación es sacar a la luz
estos casos y que pasen a formar parte de la plantilla de la empresa.
Al principio será difícil, pero
no podemos dejar que el “Falso Autónomo” sea el nuevo “freak” de la empresa
moderna.